viernes, 6 de marzo de 2009

Romance de Alfonso X





PRESENTACIÓN.

Vengan que les contaré
mi cuento extraordinario.
¿Quieren saber quién soy yo?
Alfonso Décimo: el Sabio.

Sólo para inteligentes
va este romance. ¡Sin guasa!
Para los que no sean listos
ya desfilan las comparsas.

Vengan que les contaré
mi verdadero relato.
Vengan aunque tengan prisa:
no tardaré mucho rato.

Yo era un rey bastante sabio
listo, poeta conspicuo.
Perdona el vocabulario
que soy castellano anticuo.

Aunque yo nací en Toledo
me vine a Murcia al instante
tras una estrella del cielo:
la Estrella de Levante.

Y por culpa de esa estrella
mi buen amigo Jacinto
en vez de Alfonso el décimo
me llamaba Alfonso quintos.

ORIGEN DE MURCIA.

El rey Abderramán segundo
fue quien la ciudad fundó.
Y yo el rey Alfonso equis
fui quien más le tuvo amor.

Por eso desde Orihuela
al puerto de Mazarrón
como si fuera quiniela
grita el pueblo con fervor:

Abderramán Alfonso equis
Alfonso Abderramán dos.

Esta ciudad habitaron
muchos de la morería
antes de que con mis tropas
pasara por Platería.

Primero los almorávides,
que a las almorávidas se tiraban,
y luego los almohades,
que se tiraban las almohadas.

CONQUISTA DE MURCIA.

Con la ayuda de mi suegro
Jaime primero de AragÓn
conquistamos esta villa
al árabe que la fundó.

Con muchos grandes esfuerzos
logramos al fin ganar
a todos sus superhéroes
como el famoso Musulmán.

Y de paso conquistamos
muchas murcianas pa los dos.
No en balde mi suegro era
aquel Jaime el Conquistador.

Y cruzamos las murallas
con más de cuatro mil hombres
haciendo bravo desfile
por el paseo de mi nombre.

Desfile, muy seguro estoy,
que fue un gran exitazo:
como allí no estaba Rajoy
nadie dijo qué coñazo.

Al entrar vi la mezquita
y dí una orden real:
esa cosa me la quitan
y me hacen una catedral.

EL NOMBRE DE MURCIA.

Su nombre moro era Mursiya
que es un nombre muy coqueto:
vale pa una redondilla
lo mismo que pa un soneto.

Pero Nos los castellanos
lo pronunciamos Murcia;
jodimos a los poetas:
¡Sólo la riman con furcia!

¿Qué rimas haremos, Señor?
Todos a mí se dirigen.
Pues podéis hacer como yo:
unas coplas de la virgen.

De la virgen hice poemas
que los llamaron cantigas.
No escribí ni una novela
porque eso a mí me fatiga.

¡Oh, Virgen de la Arrixaca
a ti te vengo a rogar
si me quitas la resaca
te levanto un hospital!

PRIMERAS DECISIONES.

El romano llamó Thader
al río de nuestra ciudad.
Nunca me gustó ese nombre:
suena a centro comercial.

Los árabes lo llamaban
guadalabiat: río Blanco,
mas yo lo miré y pensaba:
hombre, blanco, blanco, blanco.

Mandé hacer un par de puentes
sobre el río que pasaba
a los bravos combatientes
de la Orden de Calatrava.

Uno de ellos lo hicieron
con un diseño moderno:
los carros van por los lados
y la gente por el centro.

Y el otro puente me lo hacen
de suelo tan cristalino
que si llueve te resbalas
como en puente de tocinos.

Y tras estos dos desastres
di una nueva orden real:
¡Calatrava, no más puentes
tú sigue haciendo tu pan!

A Murcia le dí honores
para quitar la miseria
de sus buenos pobladores.
Por ejemplo: le dí la feria.

Pero la feria quise dar
para vender el ganado
no pa esa mariconá
de los moros y cristianos.

Que mucho Alá y mucho Cristo,
que mucha Murcia moruna
pero se lo beben tó
y no convidan ni a una.

LOS REPARTIMIENTOS.

Pa que la gente viniera
y se hiciera aquí sus casas
repartí toda la tierra
pero cobrando unas tasas.

Hice los repartimientos
de tó la tierra güertana
habiendo sido el primer
plan de ordenación urbana.

Cobré montones de tasas,
me quedaba el seis o el siete
y así, tasita a tasita,
me hice yo mi palacete.

Los de aquí se me enfadaron,
todavía a mí me sorprende.
Hasta se manifestaron:
¡Mursiya no se vende!
¡Mursiya no se vende!

Y me llamaron de todo
y uno me llamó canalla
y dí la siguiente orden:
¿Y tú por qué no te callas?

ESCUELAS DE TRADUCTORES.

Escuelas de traductores
instaué yo un buen montón
pues con tantas religiones
no se aclaraba ni Dios.

¿Por dónde la carretera
pa ir a Espinardo se toma?
Bueno, pues ahí no, enfrente
monté mi escuela de idiomas.

Puse a trabajar muy juntos
a musulmanes, judíos
y cristianos en asuntos
de los libros y esos líos.

Eran sabios muy expertos
con un currículum bueno,
cobraban de los presupuestos
generales de mi reino.

Pero cuando era el Sabbat
la escuela estaba cerrada.
Cuando la Semana Santa
la escuela estaba cerrada.

Si tocaba Ramadán
la escuela estaba cerrada.
Y fuera el día que fuera
era fiesta señalada.

Pero la culpa es mía
de Alfonso equis el Sabio:
¿por qué se me ocurriría
inventar el funcionario?

OTRAS CUESTIONES DE IMPORTANCIA.

Cuando me iba yo a las guerras
dejaba un adelantado:
que para quien no lo sepa
diré su significado.

El adelantado manda
cuando yo estoy lejano:
como si yo fuera el Cámara
y el otro, Enrique Cano (1).

Una cosa no ha cambiado,
que es esa pelea eterna
contra los de ese gran pueblo
que se llama Cartagena.

En aquellos tiempos ya
ese pique hacía estragos.
En los grafiti escribían:
‘‘A tomar por culo Cartago’’.

A Murcia le dí la paz
y también le dí la fama.
Vistabella no se la dí
porque ese barrio ya estaba.

Aquí me dieron honor
me adoraba el populacho,
me llamaban ‘‘mi señor’’,
nadie me decía: ‘‘¡Acho!’’.

Y aunque el tiempo haya pasado
desde aquel lejano siglo
los murcianos me recuerdan
eso sí que te lo digo.

El pueblo me ha levantado
una estatua muy cachonda
donde se me ve sentado
de espaldas a la Redonda.

A toda esa buena gente
quiero pedir un deseo:
cerrad por favor la fuente
que estoy que casi me meo.

DESPEDIDA Y CIERRE.

Y yo dejé bien escrito
antes de morir en Sevilla:
yazca en Sevilla mi cuerpo,
mi corazón... en mi Mursiya.

Aquí acaba mi relato
todo es mentira y embuste,
son cosas que me inventé
pero sin fuste ni muste.

Aquí acaba mi relato
que es invención de un artista.
¿O es que un rey tiene acaso
esta pinta de tenista? (2)

Mil gracias por escucharme.
Si lo que habéis oído os mola
no dudéis en invitarme
siempre bebo dyc con cola.

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NOTAS:
(1) Cámara es el alcalde de Murcia y Enrique Cano el pedáneo de Puente Tocinos.
(2) El romancero iba disfrazado de tenista con su chirigota y encima del disfraz se puso una corona y un manto.

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